
Oigo un estrepitoso ruido, abro mis ojos, doloridos, secos, llenos de sueño y sueños, miro a mi alrededor..."¿qué ha pasado?...¡no veo!", "¿me habré quedado ciego?", me paro, pienso, reflexiono, un alivio recorre mi cuerpo, "¡buf!me acabo de despertar", serpenteo mi brazo por debajo de mi amadísima almohada, y tomo el móvil con mucho odio y apago la alarma.
Mi cuerpo se estremece, pongo los pies en el suelo, y un frío casi fúnebre me atraviesa como un sable por los pies, y busco a tientas mis pantuflas..."¿dónde estarán?, ayer las deje aquí", me tomo mi tiempo y al fin tras un leve roce con el poliéster mezclado con el algodón introduzco mis pies en esa cavidad tan asombrosamente salvadora y caliente.
Tras un colosal esfuerzo, consigo erguir mi somnoliento cuerpo. Deambulo, tiento el aire en busca de una pared,la palpo, sigo sobándola hasta dar con el interruptor..."¡oh no! de nuevo la ceguera...", pero esta vez una ceguera peculiar, una ceguera de la cual se que saldre airoso, "¡dichosa luz!".
Todavía con los ojos "regañados" me dirijo al baño, intento expulsar parte de líquido que mi cuerpo define como inecesario, y me desvisto. Un escalofrío tétrico recorre todo mi cuerpo, como si un ente extraño hiciese presencia en aquel momento, tal y como estamos acostumbrados a ver en las películas, miro el reloj, las 6:12, normal...pienso...
Al salir de mi purificación matutina (ducha), de nuevo siento ese estremecimiento, me envuelvo con lo que tengo a mano, ¡vaya, una toalla!.
Me envuelvo en mi ropa y tomo un desayuno muy frío, ya sea leche o "jugo", acompañado de un sandwich o un par de napolitanas de chocolate...todo esto viendo enmimismado unos dibujos animados, y en ese momento me transformo, retorno a mi pasado, sonrío con las locuras de los monigotes, ...¡que bien se está aquí!..., pero no puedo tardar mucho, he de salir raudo hacia la calle.
Recojo mis bártulos (para tí papá), y me dirijo a la calle tras un fortísimo portazo, "...hay que ver con esta puerta, cuánto cuesta cerrarla...", bajo hasta el zaguán y salgo a la calle...
Silencio, frío, silencio, un señor, un niño al cole, un coche...la tranquilidad que es anterior a la tormenta..., me enciendo un "Coronas", y me dirijo al garaje...
Ya en mi coche, voy hacia la autopista, ¿os habéis fijado cuanta belleza a esas horas?, una serpiente de luces se mueve siguiendo un compás singular, una serpiente llena de preocupaciones, de esperanzas, de sueño, de sueños, de temor...y en medio de esta, ahi estoy yo, con mi pequeño Peugeot, contribuyendo a que aquella serpiente sea aún mas luminosa y bella...veo amanecer, los rayos del sol acarician mi lado izquierdo, tempanado del frío de la mañana, y mis ojos hacen ademán de "regañarse" nuevamente...continúo mi viaje entre ritmos electrónicos y baterías y voces melodiosas que animan mi camino...miro el mar...¡precioso!...
Tras un largo soslayo de coches, llego a mi destino... ¡hola profe!...sonrío...
Por fin una nueva entrada amigo mio, antes te seguia en la sombra pero ahora con la re-apertura de mi blog ya puedo comentar como dios manda...por cierto bonita prosa y excelente recreacion de tus mañanas, las cuales comparto parcialmente contigo....jajajajaja
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