
Ayer en medio de las risas y anécdotas que contábamos e una terraza en medio de la calle, de repente, una rata sale corriendo de un portón viejo, ante nuestro asombro (por el tamaño de semejante animal) surge de la mojada calle un gato blanquinegro, y se pone a correr y a perseguir a semejante animal. Nosotros animábamos al felino a que hiciese uso de sus instintos animales, y capturase a ese roedor de tamaño XL, pero, cual fue nuestra sorpresa, que cuando la rata llega a una puerta, decide treparla y ponerse más o menos a cubierto del peligroso felino, y éste último hizo ademán de acercarse a olerlo, y ante un rápido pero corto movimiento de la rata, el gato se atemorizó y salió huyendo de aquel sitio como alma que lleva el diablo, acompañado de los gritos de los numerosos espectadores que allí se encontraban y le decían: ¡No huyas gato marica!...
Ya nada es lo que era...
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