miércoles, 23 de mayo de 2012

Enmimismado...

- Cielos, oid mi voz...
- Montañas, sentid mi fulgor...
Miro vuestra grandeza y a mi lado parecéis insignificantes migajas de pan. Tengo una vida, un motor en continuo movimiento, un motor que irradia belleza.
Sí, belleza; para mi lo bello no es lo característicamente hermoso, para mi lo bello es aquello que cumple la función para lo que fue creado, sea bomba, sea flor, todo cumple su función, y la mía es ser grande. Al igual que Edward Bloom en Big Fish, "me siento como un pez en una pecera", que no crece, que ve menguado su tamaño, que ve que ha nacido para algo más grande.
A veces pienso y re-pienso si esto puede ser lo mío, o tengo que remontar el vuelo (o el nado río arriba).
- Montañas sigo siendo más grande que todas ustedes, algún día volaré...
Pero para ello tengo antes que aprender a mover las alas, a tomar impulso, a tener un árbol fuerte del que lanzarme al vacío. Ya he alcanzado muchas metas, pero todavía me quedan otras muchas por alcanzar.
- Algún día podré volar...
- Lo bello...algo que cumple su función.
Mi función es estar a tu lado, para eso he nacido y por ello moriré. No sin antes remontar el vuelo, un vuelo que haga que los dos miremos hacia abajo y nos riamos de la majestuosa grandeza de las montañas...
- Otra cosa me mueve...
Tengo la certeza de que los diestros viven nueve años más de promedio que los zurdos...pero...
- ¿Cuánto vive un zurdo?

lunes, 14 de mayo de 2012

Silenciosa dedicatoria

... me dirijo a la caja a pagar mi compra, pensando en cuál puede ser más rápida por la eficiencia de la cajera (ya que muchas veces el "súper" al que yo voy las cajeras son muy, pero que muy pésimas), estando ya en ella, en mi caduca espera y adolescente pérdida de tiempo, miro hacia el frente y ahí te veo...
Con tu ropa de trabajo azul marino con el emblema de "ranstad"; mirada perdida, triste, sin final, como si no tuviese un objetivo donde quedarse, siempre mirando. He oído que las miradas pueden llegar a atravesar a las personas, este no es el caso, esta mirada te hace estremecerte del vacío que desprende, de la sequedad que rebosa en su mirada. Y  aún así siempre lo miro, como expectante de que algún día un pequeño halo de luz, de alegría, de sentido saliera de su mirada.
Pero, ¡cómo hablarles de alguien sin describirlo!, perdón; su talante pequeño, lo hace más miserable aún de lo que parece, su delgadez hace que la pena recorra tu cuerpo y tu mente cada vez que lo observas, una persona blanca, más que eso, pálida, cuasi blanquecina; vamos que todo su conjunto hace que sea una persona que pase inadvertida para quien "va a lo que va" y no se fija en todo lo que le rodea.
Ha habido días en los que he seguido su parsimonioso camino, sus idas y venidas con la habitual compra de los  queridísimos clientes. Cruza la calle con paso triste, pero tranquilo, un paso que arrastra muchas cargas, muchos pesares, mucha "mierda", pasa en medio de la gente, y a pesar de su carga, nadie lo mira,nadie repara en que es una carga que a simple vista se le puede hacer imposible (por su forma física, más que nada). Antes de cada salida, de cada reparto, saca su cajetilla de "coronas" enciende uno, y hace que viaje en el tiempo y vea al magnífico Humphrey Bogart.

Parece una persona esquiva, sin sonrisa pero educado, invisible y silencioso, pero hoy he hecho honor a ti, pequeño gran hombre, al igual que tú, te escribo una silenciosa dedicatoria...