lunes, 6 de febrero de 2012

Vuelta...

Un incontrolable nuevo balanceo me espera, un mar con puntiagudas cuchillas blancas se abre ante mi vista... temo, no por mi vida, sino por mi mareo... en mis innumerables viajes nunca he padecido este mal que aqueja a muchos, me siento muy afortunado... zarpo rumbo a mi ida, o mi vuelta... el barco cual cáscara de nuez vacila ante la fuerza de este mar embravecido. Pero, no es el mar el que impulsa esta fuerza tan desorbitada, no es el mar el "malo", sino un viento que sopla detrás de el, escondido, cual mala influencia de ese niño que quiere ser bueno pero su "amigo" no le deja.
Ante mi, una mujer se desliza con una silla, a causa del balanceo... el barco cruje, chirría, se estremece... siento pesadumbre, temor...no quiero presenciar mi muerte, ni mi mareo... 
Cierro el ordenador, me deslizo bajo mi manta, duermo...
A mi vuelta un reconfortador abrazo y un beso... me siento dichoso... sonrío...

2 comentarios:

  1. Y haces bien en sonreír y hacer que tu alegría se escuche. Cuando uno habla de mala suerte a veces pierde la perspectiva. Si yo, por ejemplo, hubiera sido un cachorro de aborigen australiano me habrían circuncidado con un cuchillo de piedra. Así que en realidad también debería sentirme afortunado. Qué cosas...
    Por cierto, me gustan tus aventuras, pequeño Ulises... a ver si no se hacen esperar tanto...

    ResponderEliminar
  2. jajajja...mis aventuras a veces se hacen esperar, hay momentos Alone in the Dark en mi vida...

    ResponderEliminar